La sexualidad y la anatomía….dos dimensiones inseparables, dos ejes del mismo plano. Los hombres tienen pico y su relación con él es bien particular. Las mujeres tenemos vagina y nos relacionamos con ella de maneras bien raras.
El pico –lo siento no puedo decirle pene, lo encuentro un nombre muy feo, me suena a pana- es una extensión fundamental del hombre. Para empezar, sin duda es masculino: EL pico, El cabezón, El pirulín y casi todos los apodos que existen para nombrarlo, son masculinos. En el caso de las mujeres no es tan claro: La vagina, La vulva, La zorra, sin embargo, existen también El choro, El conejo, El sapo…
Todos los hombres se lo conocen, hay miles de mujeres que no conocen su chocho, nunca lo han visto. Y es que para vérselo hay que hacer unas piruetas más o menos, sentarse con las piernas abiertas, los pies mirando al cielo, curvarse entera como en una posición de yoga y ponerse un espejo con el brazo bien estirado. Así y todo, uno solo alcanza a ver la vulva, el perineo, el ano como mucho. Si hace fuerza pujando logra ver como a penas se abre. Y sería todo.
Esta imposibilidad anatómica conlleva bastantes consecuencias. Por ejemplo, tu ginecólogo te conoce más que tú y si llega a decir algo fuera de lugar (por ejemplo una vez a mi me dijo que estaba teniendo muchas molestias “por allá abajo” y que por qué no me hacía una hipnosis, que quizás qué encontraba!!), a uno le puede quedar dando vueltas algo por siglos “¿habrá visto algo allá adentro?”.
Una amiga que tiene una hija de 4 años y la última vez que tiró fue con el papá de la criatura antes de que ella naciera y él decidiera desaparecer para siempre, fue donde su ginecólogo para ver si “estaba todo bien por ahí”. Estaba nerviosa, como si su vagina se hubiera transformado en el cuarto de guardar donde no entras desde hace años. Es bien raro, ¿no? Si un hombre no tira en años, le basta mirarse el pico, en último caso hacerse una paja, para saber que está todo bien, que todo funciona!!!
Las mujeres en la mayoría de los casos tenemos que crecer y ser curiosas, para conocernos. Y por supuesto tenemos que poner atención para saber cómo funciona. Todavía me acuerdo de la vez que me dije “Ahhhhh….cuando tengo los calzones mojados es cuando me siento así” y me acordé de las veces que mojaba los calzones jugando, y de cuando me mojaba antes de salir de noche, y más grande cuando me mojaba antes de ir a una fiesta. De la pura felicidad, de la excitación anticipada.
Los hombres aprenden tan rápido y tan fácil cómo funciona. Aprenden rápido y fácil cómo se para y cómo se acaba, aunque no necesariamente cómo se usa con una mujer. Eso algunos no lo aprenden nunca, precisamente porque creen que es lo mismo…
El pico –lo siento no puedo decirle pene, lo encuentro un nombre muy feo, me suena a pana- es una extensión fundamental del hombre. Para empezar, sin duda es masculino: EL pico, El cabezón, El pirulín y casi todos los apodos que existen para nombrarlo, son masculinos. En el caso de las mujeres no es tan claro: La vagina, La vulva, La zorra, sin embargo, existen también El choro, El conejo, El sapo…
Todos los hombres se lo conocen, hay miles de mujeres que no conocen su chocho, nunca lo han visto. Y es que para vérselo hay que hacer unas piruetas más o menos, sentarse con las piernas abiertas, los pies mirando al cielo, curvarse entera como en una posición de yoga y ponerse un espejo con el brazo bien estirado. Así y todo, uno solo alcanza a ver la vulva, el perineo, el ano como mucho. Si hace fuerza pujando logra ver como a penas se abre. Y sería todo.
Esta imposibilidad anatómica conlleva bastantes consecuencias. Por ejemplo, tu ginecólogo te conoce más que tú y si llega a decir algo fuera de lugar (por ejemplo una vez a mi me dijo que estaba teniendo muchas molestias “por allá abajo” y que por qué no me hacía una hipnosis, que quizás qué encontraba!!), a uno le puede quedar dando vueltas algo por siglos “¿habrá visto algo allá adentro?”.
Una amiga que tiene una hija de 4 años y la última vez que tiró fue con el papá de la criatura antes de que ella naciera y él decidiera desaparecer para siempre, fue donde su ginecólogo para ver si “estaba todo bien por ahí”. Estaba nerviosa, como si su vagina se hubiera transformado en el cuarto de guardar donde no entras desde hace años. Es bien raro, ¿no? Si un hombre no tira en años, le basta mirarse el pico, en último caso hacerse una paja, para saber que está todo bien, que todo funciona!!!
Las mujeres en la mayoría de los casos tenemos que crecer y ser curiosas, para conocernos. Y por supuesto tenemos que poner atención para saber cómo funciona. Todavía me acuerdo de la vez que me dije “Ahhhhh….cuando tengo los calzones mojados es cuando me siento así” y me acordé de las veces que mojaba los calzones jugando, y de cuando me mojaba antes de salir de noche, y más grande cuando me mojaba antes de ir a una fiesta. De la pura felicidad, de la excitación anticipada.
Los hombres aprenden tan rápido y tan fácil cómo funciona. Aprenden rápido y fácil cómo se para y cómo se acaba, aunque no necesariamente cómo se usa con una mujer. Eso algunos no lo aprenden nunca, precisamente porque creen que es lo mismo…
2 comentarios:
gorda..."amatista"...no puedo evitar decirte, ni pensar que por fuera o por dentro desearas ser un hombre o sin ir mas lejos tener polla..sabi que creo que estas alturas de la vida deberías darte el lujo de comprarte una de esas hueas con protesis y follarte algo...sentir lo que es poner un pedazo de ti en otro..aunque solo sea ficticio....por que tus comentarios te pones desde un punto de desventaja,(en que lo estas) como si ser mujer fuera deventajoso, y perdona si soy directa, pero creo que ser mujer tiene muchas ventajas....quizás nos enfocamos en las cosas que no nos pasan..o quizás no las sabemos ver, y nos enfocamos en lo que no tenemos...pero el pico tambien tiene lo suyo.....no saber usarlo es pal hoyo...no las justifico..de hecho creo que todo esto parte desde las falencias que sufrimos de los que no la saben usar..sino estaríamos calladitas...y con una sonrisa..
....fe de erratas.... ( en el que NO o estas)
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