martes, 4 de diciembre de 2007

“Mira como me tienes”, o el tamaño importa pero no tanto.


Tengo un par de otros comentarios respecto a la anatomía. Masculina esta vez.

Una vez pinché en una discoteque, el tipo quería ir a tirar y yo no y lo único que hizo fue mostrarme su pico y jactarse de su tamaño. Íbamos en moto, yo detrás de él y dale con poner mi mano sobre su miembro y adularlo. Luego, más allá, ya de pie en un parque, insistió en el punto con porfía queriendo mostrármelo incluso. Yo no hacía más que reírme. No podía encontrarlo más ridículo.

Ese es un caso extremo, pero me ha pasado varias veces algo bien parecido. Estás atracando de lo lindo y el sujeto te dice “Mira como me tienes” y te pone la mano en su pene erecto para que lo sientas. ¡Como si tú no fueras capaz de sentirlo entre tus piernas o contra tus muslos aunque estés vestida! ¡Es un gesto de una obviedad macabra! Infantil y trivial. “¡Mira lo que tengo para ti!” De eso se trata! De hombres orgullosos de su tamaño, de hombres que no ofrecen nada más que un pico grande -descomunal algunas veces- cómo si eso fuera lo que uno más ansía en la vida.

Y no quiero que me malentiendan. El tamaño si importa, importa mucho. Y odio esa forma posmoderna de sobarles la espalda a los huevones diciendo que el tamaño no importa para que a los giles se les pase la ansiedad, el susto de no ser suficiente y afirmarles la autoestima, no vaya a ser que para más remate no se les pare.

El tamaño importa. Un pico muy flaco, después de un rato no se siente. No sabes si el tipo está adentro, afuera, yendo y viniendo o qué chucha. Auque esté duro. Un pico muy corto se sale a cada rato y no te permite hacer un motón de posiciones (jamás desde atrás por la vagina haciendo cucharita, por ejemplo). Estás condenada a las que dejan que él esté muy cerca de tu entrada y lejos de tu pecho y te penetre con todo lo que tiene. Un pico muy largo topa al fondo de tu estructura y a menos que seas suicida, no deberías hacerlo con frenesí y ritmo desenfrenado, a menos que él se ponga una mano en la base de su pene como freno. Un pico muy grueso te obliga a tirar no muy largo rato sino irremediablemente se vuelve como una escofina, obligándote a usar todo tipo de lubricantes ajenos a tu biología si no quieres quedar como un mandril.

Bueno, aclarado el punto de que el tamaño sí importa, ¿¡de dónde sacaron los brutos que una mujer se sentirá atraída exclusivamente por la oferta de un pico grande?! ¡Cómo si eso garantizara todo el placer del mundo! Un poco de sofisticación por favor...no somos pájaros.

1 comentario:

fire behind dijo...

jaajajaj...mira...toy en total acuerdo con el rollo de tenerlo grande ya el ego que conlleva, y el que no...lo que pasa es que es eso mismo lo que sobra, el ego...el pico grande, sin ego siempre puede ser bien usado, asi como el pequeño...ultimamente me han tocado bien chicos..de esos que al querer ahcer una paja.se te queda la mano grande..y te viene el rollo de no quere hacer sentir mal al otro..al del pequeño...aun asi...simpre prefiero uno de tamaño M O L....POR QUE POR ULTIMO NO TE LO MEten entero....si el problema no es el tamaño, es el ego que colleva el porte...o sin ir mas lejos...la mente del ser que es dueño del miebro..it's all in the actitud....like always